Yo en 2001 con mi kufiya |
Desde
entonces las noticias en la Franja de Gaza o Cisjordania me movilizan, me
conmueven. He abierto mis ojos a otra realidad, que claro, no es confortable
porque está teñida de exilio, muerte y dolor. ¿Cuánto tiempo se puede estar
huyendo? ¿Cuántas más invasiones, saqueos, bombas? Hace más de 75 años el
pueblo palestino sufre el asedio de Israel. Nosotros no podemos imaginarlo
porque cuando nuestros héroes liberaron la patria del español o el francés,
comenzaron a trazarse los mapas que aún reconocemos como Argentina. El mapa de
Palestina ha sido carcomido por la violencia de un Estado sionista mercenario,
cuyos objetivos e intereses son claros hoy: exterminar a un pueblo.
El
mismo colonialismo que arrasó con nuestras comunidades originarias. Los mismos
fines, con distintos medios. Hoy es la propaganda que tilda de
"terroristas" no sólo a cualquier palestino, sino también a cualquier
persona oriunda de países árabes. Ellos son -según la propaganda- los
fundamentalistas incivilizados. Acá nuestros pueblos indígenas también fueron
tildados como la barbarie y el atraso, aquello que había que exterminar
(Campaña del desierto de Roca ¿te suena?)
Nunca
pensé que esa propaganda estaría tan enquistada en el "sentido común
argentino". Tanto así que el año pasado sufrí la censura y la sanción sólo
por mencionar en un acto escolar la procedencia del poeta cuyos versos estaba
citando. El maravilloso Mahmud Darwish. Sentí y siento vergüenza ajena, que desde el
lugar donde se cultiva el saber y la solidaridad como es una escuela, en
realidad se refuerza el prejuicio y la calumnia. Pero es más fuerte la
propaganda. Se nos mete en los ojos y en la piel. Y cuando hace nido en el
corazón, es casi imposible combatirla.
Desde
que comparto las publicaciones sobre el genocidio en Gaza, se me ha cerrado la
cuenta de Instagram infinidad de veces. También se me ha revelado a quienes
"les interesa el tema" (al menos haciendo un pestañeo fugaz sobre mis
Historias) y quienes prefieren las fotos de suntuosos platos de comida. Por
otro lado, se me han sugerido publicidades sobre lo bueno que son los
israelíes, cómo cultivan la moral, la ciencia y las artes. Pero las bombas
pesan más, vaya que sí. Estoy mirando cómo rescatan cuerpos de familias enteras
descuartizadas ¿Autodefensa? ¿Cómo se le ocurre a alguien apoyar abierta o
tácitamente la muerte de otro grupo humano?
¿Seré
demasiado humanista o cambiaron los valores y no me di cuenta? ¿Qué otro
aspecto de nuestra humanidad ha quedado obsoleto?
Y
ya saldrán a hablar sobre los rehenes y los bebés decapitados... Si un Estado
quisiera una solución real no respondería destruyendo mezquitas,iglesias y
casas con familias enteras dentro ¿A qué otra cosa puede conducir sino a más
violencia?
Vivo
una realidad que detesto. Ni siquiera toda mi empatía puede salvar la situación
de un niño o niña en Gaza, ni reparar el corazón de madres y padres. Sé que los
palestinos y palestinas no buscan ser ejemplo de nada, ni de resiliencia ni de
lucha. Sólo quieren vivir en paz. Es su derecho. ¿Otra palabra obsoleta?
Mi
día a día no es el mismo desde el brutal ataque a Gaza.
Me
repugna la indiferencia colectiva, pero se ve que "fingir demencia"
se puso de moda. No digo que te inmoles por la causa, ni que andes con kuffiya
en la cabeza invierno y verano. Sólo preguntar, compartir, indagar, no sé...
¡algo!
Conocer
no te va a ser menos feliz, preguntar no te va convertir en terrorista. Apoyar
a Palestina no te transforma en ultrakirchnerista ni en comunista (si eso fuese
algo malo).
Ser
consciente te va a conectar con vos, siempre. Hay más afuera, otras
consciencias, otras voces, otras historias. Es difícil asirlas a todas, pero
que no nos gane la propaganda.
Decolonicémosnos de una vez, che.
Mi primera movilización en Buenos Aires. 2014. |